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martes, 1 de abril de 2008

12 de Octubre

12 de Octubre
(Festividad o exequias ..?)

p. Roberto F. Bertossi[1][1]
Al momento de la llegada de los españoles a América, componían la población aborigen: hombres Rojos del Yukón (Canadá) – Navajos y Suwamish (EEUU) – Otomíes Olmecas Teotihuacanas – Aztecas (México) – Mayas (Guatemala) – Wayuus (Colombia) – Kariri Xocó (Brasil) – Aymaras, Qeswas, Mochicas (Perú) – Kalaguallas, Kollas, Aymará, Qeswas (Bolivia) – M´byas, Macas, Guaraníes, Achés (Paraguay) – Mapuches (Chile) – Charrúas (Uruguay) – Araucanos, Diaguitas Calchaquíes, Quilmes, Sanavirones, Comechingones, Tehuelches, Kollas, Humahuacas, Charrúas, Mocovíes, Ranqueles, Mapuches, Wichis, Tobas, Pilagás entre otros (Argentina).
Su linaje compuesto por naturales ascendientes y descendientes; elementales tendencias demográficas, no pueden explicar ni acreditar legitímame mente, sin responsables históricos –y actuales).
Era la población natural primera y primer elemento de una nación-, que provocó la llegada de la raza `conquistadora´ del hombre blanco, presuntivamente con quince siglos más de educación, cultura, consciencia; una responsabilidad, presuntamente` más ilustrada´, mas esperable y exigible.

Esta población `dueña de la tierra´ supo cuidarla, conservarla y respetarla por generaciones viendo en ella vida y fertilidad, su pachamama, su `madre tierra´ una noción inculcada por los incas.

Con ella tenemos una enorme deuda de gratitud, con cada aborigen guardamontes, bosques, fauna y de todos los recursos naturales que nos dotaron.
Los primeros genocidios, exterminios y el propio ` fin del mundo conocido´ para las etnias y razas aborígenes existentes a la llegada del hombre europeo, son productos de los descubrimientos.

En tal perspectiva, la Carta de Seattle, jefe de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos, Mr. Franklin Pierce, el año 1855, como respuesta a su oferta de compra de las tierras Suwamish es por demás elocuente y del todo vigente.

Por nuestra parte, en Argentina, la campaña de Roca, autodenominada "Conquista del Desierto", fue el golpe final del paulatino proceso de exterminio y desarticulación cultural que desde hacía más de medio siglo se estaba llevando a cabo en el sud de nuestra Patria.

El exterminio sigue …

No obstante, hoy mismo continúan impunes los despojos, la humillación el destierro y más muertes tan absurdas como criminales de la exigua población aborigen `residual´, una de las últimas, una mujer que no superaba los veinticuatro kilos de peso !!!

Las crónicas del mes ppdo. también advierten que en Resistencia, Chaco, otra vez, una mujer aborigen de sólo 46 años falleció anteanoche como consecuencia de un cuadro agudo de desnutrición y ya suman 11 los casos de decesos en el Chaco por las mismas causas durante el último mes, aunque se sospecha que podrían ser más, que la matanza del Wichi, Toba o Mocoví continúa. Antes fue por acción; ahora, con políticas y conductas omitivas.

Lo dicho, la ausencia judicial de asesores de pobres, menores y ausentes, de agentes fiscales del Ministerio Publico; la anodina languidez del INADI (Instituto Argentino contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, la ignorancia o desdén del `suplicio´ indígena como su negación; la tardía acción del defensor del pueblo y la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación, tornan más que comprensible entonces la perplejidad y el desconcierto de confundidísimos aborígenes.
Es que la Nación argentina reconoce también a wichis, tobas y mocovíes –en términos de supremacía jurídica-política e institucional-, su preexistencia étnica y cultural; que les garantiza el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural, la personería jurídica de sus comunidades, la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan -mansamente- así como regular la entrega de otras aptas, suficientes e inalienables para el desarrollo humano, asegurando su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan ….(Art. 75 inc. 17 –y 22- de la Constitución de la Nación Argentina)pero, al mismo tiempo, se mueren de hambre …

Asimismo, el 13 de septiembre pasado, la ONU aprobó la declaración de derechos de los pueblos Indígenas, documento que debe renovar nuestra esperanza de que, sólo habrá justicia restituyendo la cultura, asegurando la educación, la salud y el trabajo aborigen, devolviéndoles sus tierras, operativizando sus derechos a poseerlas, utilizarlas y desarrollarlas; que no procedan a ningún traslado aborigen «sin el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas interesados, ni sin un acuerdo previo sobre una indemnización justa y equitativa.
Esta Declaración de las Naciones Unidas nos convoca y ofrece toda una esperanza compartida para un 12 de Octubre que ya no se parezca tanto a `exequias´ sino que hagamos de dicha fecha, una justa y verdadera festividad porque fuimos capaces de restaurar todo lo propio e inherente a cada etnia integrándolas en una cohesión social completa, plena y definitiva de las Américas traducida y expandida con una palpable ciudadanía aborigen.-

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